Desde hace poco más de una
década, un significativo grupo de hablantes, dentro del conjunto de la sociedad
panhispánica, viene reclamando una
intervención en la lengua española que evite los usos sexistas y, en
general, que posibilite lo que se ha
dado en denominar “visibilidad de la mujer”. Evitar definir la identidad de una
mujer mediante su relación con un hombre –“señora de Jiménez”; “viuda de Pedro”…-
o frases en las cuales la mujer aparece como propiedad del varón –“los colonos trajeron a sus mujeres…”-,
no anteponer sistemáticamente los varones a las mujeres cuando aparecen las
personas de ambos sexos en una coordinación –“los hombres y las mujeres”-, erradicar la identificación de género
gramatical con el sexo biológico o distinguir bien el valor específico y
genérico del género masculino, son algunas de las peticiones realizadas por
estos colectivos. Sin embargo, en
contraste con el español, para el
chino, no existen apenas propuestas hechas por instituciones públicas o
académicas –a excepción de algún que otro intento no sistemático por cambiar la
escritura de caracteres en sentido peyorativo con el radical de mujer-, destinadas a evitar el lenguaje sexista.
¿A
qué se debe esto? A diferencia del español –lengua flexiva-, el chino es una lengua analítica o aislante
y, por tanto, los fenómenos sexistas
causados por la concordancia, no existen; es decir, las palabras y
caracteres no presentan variaciones en la forma, por lo que carece de
desinencias de género. Incapaz de presentar variación formal para expresar las
relaciones sintagmáticas, los sustantivos no tienen que concordar con los
adjetivos y pronombres, ni se distinguen en masculinos y femeninos. Este hecho
se ve reflejado en la mayoría de los
nombres de profesiones, titulaciones, etc., que aparecen de forma genérica.
Así, 医生 - yī shēng, médicos-, 律师 - lǜ
shī,
abogados-, o 护士 -hù shi,
enfermeros-,
son un ejemplo de ello. Si el contexto requiriera
destacar el sexo, se antepondría 男 -nán, varón- o 女
-
nǚ,
mujer-. Cuando las mujeres que trabajan
en determinados ámbitos siguen siendo una minoría, suele incluirse el carácter de
mujer 女, delante
de la profesión. Aunque se podría considerar que es sexismo lingüístico, realmente
–a diferencia del español, donde la mujer es invisibilizada- se las realza. Del mismo modo, el uso de la palabra hombre en español con carácter genérico, que abarca a hombres y
a mujeres, no existe en la lengua china.
En chino, 人 –rén- equivale a persona, gente, el ser
humano, la especie humana o la humanidad. Las
palabras varón y mujer se forman anteponiendo a 人 los
caracteres 男 -varón- y 女 -mujer-: 男人 -hombre/hombres- y 女人
-mujer/mujeres-. Cuando necesitan usar el valor universal o neutro, utilizan el
carácter人. Los
gentilicios se forman anteponiendo el lugar de procedencia a este carácter:
中国人 -los chinos-, 西班牙人 -los
españoles-, que para los chinos, no ofrecen ninguna información sobre el sexo
de los referentes.
Sí que es cierto que existe un sexismo lingüístico en la representación de algunos
caracteres con sentido peyorativo –aproximadamente unos sesenta caracteres-.
Pero, para algunos investigadores,
el radical de mujer no determina la
interpretación del significado de un carácter, sino la comprensión de los estereotipos sociales y la realidad extralingüística.
Así, en 奸 -jīan,
violar o adulterio-, compuesto de “mujer” y “hacer”, se refiere al hombre
cuando adopta el sentido de “violar”; y cuando adopta la acepción de
“adulterio”, al hombre y la mujer que lo cometen. Es decir, 奸, para los chinos, es un morfema
que no se ve como dos partes que significan “mujer” y “hacer”
respectivamente, sino como un todo.
Además, existen muchos caracteres con
significados positivos. Sin embargo, la absoluta mayoría de ellos alude a la belleza física de las mujeres y muy
pocos hacen referencia a sus virtudes. Estos reflejan las expectativas que
tiene la sociedad patriarcal: los hombres esperan que las mujeres sean
hermosas, obedientes y fieles.
En la
lengua española, como hemos mencionado anteriormente, muchas mujeres se sienten invisibles por el valor con
el que cuenta el masculino genérico,
por eso se suele utilizar el desdoblamiento de las palabras –“abogados y abogadas”-.
En chino, el plural de un sustantivo
se realiza añadiendo el neutro 们 –men-, indicando a un solo sexo o a ambos. Así,
para formar el plural de médicos/as tenemos 医生 -médicos-
y 们 –plural-: 医生们.
La
información sobre el sexo del referente es nula y la palabra solo nos transmite
la información sobre la profesión. Sin embargo,
sí es sexista el masculino genérico para la tercera persona, como ocurre en
español. Fonéticamente, tanto la forma singular tā – desde
el punto de vista de la escritura, 他 para masculino
y 她 para el femenino- -, como
la plural -他们, (tā men), para masculino y 她们 (tā men) para el femenino-, se refiere al
varón en la mayoría de los casos. Del
mismo modo, y aunque en cierto sentido el orden del léxico y de la morfología
es sexista, no invisibiliza a la mujer. Así, mientras que en español, cuando un hombre y una mujer
forman una pareja se suele utilizar el masculino genérico para referirse a
ambos - los abuelos, los padres, los
reyes, los príncipes…-, en chino,
las mujeres aparecen, aunque siempre detrás del varón -男男女女: Los hombres y las mujeres;
varón, 女: mujer;;
男女朋友: novios, etc…-.
Como
hemos podido ver en esta breve presentación sobre el sexismo, la lengua china, al pertenecer al ámbito de las lenguas aislantes o
analíticas, no invisibiliza a la mujer
de forma tan patente como lo hace el español –lengua flexiva-. La mayor
discriminación en el lenguaje, se observa en algunos caracteres que contienen
el radical de la mujer. Es por esto que quizás no exista, desde el punto de
vista de la lengua, un papel tan reivindicativo sobre la lucha de esta
exclusión hacia la mujer en el mundo chino.