Además del proceso de lengua franca, hablada en
una entrada anteriormente, también fue necesario su estandarización y
normativización, y afuera de forma tácita o expresa, y dicho proceso dará
lugar a lo que llamamos lengua estándar. Para que esta
se establezca como tal es imprescindible la puesta en marcha de acciones como
la unificación del sistema de escritura, el establecimiento de una gramática y
un vocabulario común acpetado por todos los hablantes, es decir, la planificación de un corpus. Este proceso
conlleva también la fijación y selección de las variantes geográficas y
sociales que formarán el estándar. Tanto en el chino como en el español existen
notables divergencias entre las hablas septentrionales y meridionales.
Español
De todos los romances hablados en la
península, la koiné castellana fue
el primero en conocer un proceso de regularización cercano a lo que se conoce
como estandarización. Esto se debe a la gran actividad de la
Escuela de Traductores de Toledo, cuya actividad evidenció la necesidad de
crear un modelo de lengua. El primer modelo, el castellano drecho, no fue declarado lengua oficial. Según González,
la oficialización del español no se produjo hasta la constitución de 1978.
Alfonso
X el Sabio amplió y consolidó la tradición de utilizar el romance, y no el
latín, en sus obras científicas e históricas y en todos sus documentos. La
influencia de rey a través de la Escuela se debe, sobre todo, al uso de las
grafías. Sabemos poco de la pronunciación de la Edad Media, pero los textos sí
reflejaban una enorme diversidad con respecto a la representación de los
sonidos, especialmente en aquellos en los que la evolución del latín al romance
había producido divergencias. Por ejemplo, podemos encontrar representada la
palatal lateral /ʎ/, que no existía en latín, de
muchas formas, como <li>, <il>, <lg>, <lig>,
<ill>, <lli>, <llg>.
Como consecuencia de la tradición latina, hebrea
o árabe al romance, se dotó a esta última de una morfosintáxis mucho más compleja
que la que demanda una lengua franca, y se amplió, además, su caudal léxico.
Todo ello hizo que la lengua de los traductores se convirtiera en el modelo
del “buen hablar”. Así, este castellano koiné adquirió el estatus de lengua oficial y quedó fijada en Toledo
del s.XIII.
La divergencia entre lengua hablada y el modelo
de lengua se hizo evidente entre los s. XVI y XVII, cuando se consumó una
nueva transformación del sistema fonológico del español.
no
es infrecuente encontrar en el imaginario colectivo la idea de que el origen
del español es fruto de la imposición de la variedad hablada del que se
convertiría en el reino más poderoso de la península, Castilla. Es cierto que
en el condado y más tarde reino de Castilla se creó un romance propio del castellano.
Sin embargo, la conquista militar no fue acompañada de la lingüística, y el
primitivo romance castellano fue solo una de las variedades que formaron
aquella variedad koinética, hoy llamada español.
De
acuerdo con Penny, lo previsible es que prevalezcan las formas más simples y
menos marcadas. La norma septentrional, con un número menos de realizaciones y
de oposiciones fonológicas en las sibilantes, y morfológicas en los auxiliares
de los tiempos compuestos, así como un menor número de restos de otras lenguas
y culturas, era la norma más simple y menos marcada.
No será hasta la llegada de la dinastía borbónica cuando se lleve a
cabo la implantación de una política lingüística explícita para el español. El
cambio de dinastía monárquica, la renovación ideológica de la Ilustración, y la
creación de la RAE fueron los hechos que impulsaron la normativización del
español, a la vez que la imposición de dicho modelo como única lengua del
estado.
Chino
No solo se tiene la visión de una comunidad
hablante que comparte una lengua sumamente dialectalizada, sino que Con
frecuencia se afirma que hasta el s. XX
no ha existido un modelo de lengua estándar para el chino.
Ramsey
apunta que la escritura antigua habría adquirido la función de lengua estándar
durante la mayor parte de la historia de China.
Wenyan 文言, nombre con el
que se le conoce al chino clásico, puede mostrar un estilo, un paradigma léxico
y un modelo de gramática, pero no un modelo de pronunciación. Hasta la llegada
del budismo a China no existió un sisteMA de transcripción fonética para el chino,
por lo que la única forma de indicar la pronunciación de los caracteres
consistía en su comparación con caracteres homófonos. El auge del budismo y la
necesidad de traducir sus textos sagrados chinos propició el desarrollo de los
estudios fonéticos. Fruto de ello fue la creación del sistema fanqie 反切.
Uno
de los principales problemas para la normativización de la lengua hablada fue
la existencia de notables diferencias en la descripción del modelo de lengua,
debido a la influencia del dialecto de cada autor. La aparición del Guangyun 广韵 se convirtió
en el paradigma de la pronunciación estándar. La distancia entre lengua hablada
y lengua escrita se acentuó de forma notable cuando se produjeron los
importantes cambios en el sistema fonológico del chino que dieron lugar al jinyin, incluyendo tanto las
realizaciones de los dialectos meridionales como las septentrionales y beiyin,
basado en los dialectos del norte.
El
desconocimiento de la evolución de la fonética y del sistema fonológico chino
clásico dio lugar a la práctica que se conoce como yeyin, esta consiste en
la lectura de las obras clásicas modificando la pronunciación de los caracteres
para conseguir que rimen. El estudio de esos textos clásico sigue siendo un eje
fundamental en la cultura y tradición lingüística china.
A través de la
difusión de sus textos ha sido determinante el hecho de que el que era
considerado modelo de lengua resultara totalmente ajeno, especialmente en su
vocabulario, fonética y grafías, a los no ilustrados en la materia.
Hasta el s. XX, cuando se crea el
concepto de “chino estándar” se trataba más de actitud o de conveniencia que de
una variedad como tal definida, circunstancia a la que ha contribuido el número
relativamente escado de caracterizaciones prescriptivas y descriptivas de la
lengua china. En este siglo comienzan a editarse materiales para el aprendizaje
del chino como lengua extranjera. Este hecho se explica por las singularidades
de la gramática china, la ausencia de rasgos morfológicos hizo que los
estudiosos chicos centraran sus esfuerzos en el ámbito lexicológico y
fonológico, y en otra parte por su concepción de lenguaje no como una materia
de estudio en sí misma, sino como una herramienta para lograr fines concretos.
Existen oposiciones divergentes en
cuanto a la forma y el momento en que la variedad hablada en Pekín se convirtió
en la lengua estándar de China.
Entre otras,
la teoría de Coblin considera que la lengua estándar del período Ming-Qing
todavía no refleja las singularidades del habla de Pekín (capital del Norte),
pero tampoco las de Nankín (capital del Sur). Nankín fue centro económico y
político del sureste de China durante más de 1.000 años. Con la llegada de la
dinastía Yuan, Pekín se convirtió en la capital del Imperio, lo que supuso un
importante crecimiento y desarrollo para la ciudad.
Unos y otros
estudiosos coinciden en afirmar que la transformación de Pekín en el centro
neurálgico del país y el declive de Nankín fue determinante para que fuera la
variedad hablada en la primera la que constituyera la base del chino estándar
moderno.
Por otra parte, la enorme extensión
del territorio chino, la abrupta ortografía de algunas zonas y la precariedad
del transporte y la comunicación hizo que fuera el dialecto de Pekín o de
Nankin la variante prestigiosa.
Tras la derrota en las Guerras del Opio
y el atraso socio-cultural, el gobierno chino consideró que el establecimiento
y promoción de una variedad delengua común era de vital importancia para la
modernización del país. A esta causa se le sumaron la burguesía y gran parte de
los intelectuales, entre ellos Wu Rulun.
Varios meses
después de la fundación de la República China, el ministro de Educación
anunciaba la creación de una comisión para la unificación de la pronunciación.
Formada por 80 miembros, su tarea debía consistir en la creación de un modelo
de pronunciación estándar, además de la creación de un modelo de lengua escrita
común para todos los chinos.
Con respecto
al éxito de tales porpóstios, de acuerdo con los datos de Chen, en la
actualidad, el 90% de la población entiende el putonghua, aunque solo un
50% tiene una competencia activa. Además, su uso y dominia es menor en la zona
sur por el aislamiento y dificultad de acceso en la que se encuentra muchas
localidades, generalmente rurales y en las que la población ha utilizado
tradicionalmente otras variedades.
En resumen, hemos visto que a lo
largo de toda la historia de la lengua china sí que existió en la conciencia de
sus hablantes un modelo de lengua estándar. Por otra parte, en la conformación
del putonghua como variedad normativizada del chino moderno fueron
determinantes factores externos e internos, como la simplificación del
consonantismo que se produjo en las variedades septentrionales.